miércoles, 23 de junio de 2010

Robin Hood

Teníamos rato queriend ir al cine, se nos antojaba ver una película juntos como cada vez que nos vemos. El horario que escogí era bastante temprano, pero solo ibamos a relajarnos un rato viendo Robin Hood, uno de los estrenos del momento.

La botana que compramos se terminó rápido, y mis manos se necesitaban ocupar en otra cosa, estábamos sentados en la última fila, la sala de cine estaba prácticamente sola, de no ser por unos intrusos a la orilla de nuestra fila y un par de parejas y una familia más adelante.

Sin importarme que nos pudieran descubrir los vecinos de fila te empecé a besar suave, usando mucho los labios y explorando cada parte de tu boca, tu respiración se empezó a acelerar. Discimuladamente espié tu escote, pero lo notaste y contrario a lo que pensé llevaste mi mano hacia él, senti extasiado las formas de tus pechos y la deliciosa división que forma tu sensual escote, sentí tu calor y la suavidad de tu piel, lo hacía lento, disfrutando cada centímetro q me dejaba disfrutar tu blusa. Tu querías más, notaba en tus ojos una urgencia de caricias.

Con una mano bajaste tu brasier dejando la forma de uno de tus senos con la sola protección de la tele a dela blusa, dejándome notar su forma completa, mi mano cubrió completamente una de tus tetas para sentir en la palma un pezón que para ese entonces ya estaba deliciosamente excitado. Mientras seguía sintiendo uno de tus pezones con mi otra mano fui bajando tu blusa, necesitaba ver completamente tus tetas, grandes y hermosas, de una forma que me vuelve loco, bajé tu blusa y te dejé expuesta, una escena con luz clara de la película me dejaría ver a mi y a cualquiera el color de tus pezones. Yo los conocía, pero esperé la escena clara para clavar mi mirada en ti y excitarme más al darme cuenta que estaban totalmente duros, desde la aureola hasta el pezón, ya apretabas tu boca y movías inquieta tus muslos.

Con tus pezones aun sintiendo el aire del cine y cuidando que los vecinos no se percataran, desabotonaste tu pantalón para con una mirada imperativa exigieras urgar dentro de ti. Metí mi mano, me hice paso debajo de tus calzones de niña para volverme loco al sentir que ya eres toda una mujer con tu monte de venus poblado de vellos, estabas loca y yo estaba el doble.

Llegué a tu clitoris, estabas empapadísima, abrista más tus piernas y mi dedo se resbaló por tus labios hasta la entrada de tu vagina, te miré, lo necesitabas y lo pediste, de golpe te penetré con dos dedos y te mordiste los labios para no gemir de placer, urgué dentro de ti y llené mis dedos de tus fluidos, yo estaba excitadísimo que mi verga apretaba fuerte contra el pantalón, que mas hubiera querido yo que ahi mismo me la mamaras, pero sería muy notorio si los dos jugabamos y decidí que te merecías un delicioso orgasmo en el cine; despacio saqué mis dedos de agujero para resbalar exquisitamente con tu miel hasta tu clitoris, te estaba acariciando fuertísimo y nunca presentaste quejas, estabas excitadísima, ya no veíamos la película, tus ojos estaban en blanco y los míos estaban en ti. Te empezaste a estremecer y después de un par de minutos de deleitarme dedeándote llegaste al cielo y te recostaste en mi hombro para seguir viendo con traquilidad la película

sábado, 24 de abril de 2010

Juguete PARTE 1

Un día lo platicamos inocentemente; no recuerdo ni como salió la plática, pero si recuerdo la pregunta: "¿Te gustaría que te comprara un vibrador?" A lo que decididamente contestaste que si. No sabía si era en serio, pero en tu cara vi una sonrisa traviesa que me decía "quiero experimentarlo".

Pasó bastante tiempo hasta que me pasara por la mente la idea de hacer realidad esta nueva experiencia, encontré una Sex Shop cerca de aca, y me decidí a irte a buscar tu regalo, era mi primera vez en una tienda así, hay una variedad inmensa de cosas que no se me antojan, pero otras que se veían interesantes. En el aparador detrás de la cobradora estaba una serie de vibradores de muchos tipos colgados sobre la pared, escogí el que me pareció mas discreto y cómodo para jugar con él.

Al día siguiente que te vi, andabamos por la calle, de paseo, y aún con pena te dije que te tenía un regalo pero me daba pena dártelo, tu curiosidad te hizo insistir, y al caminar por un centro comercial, nos detuvimos en un lugar un poco apartado y te lo mostré, tu vibrador nuevo, tenía forma fálica de metal brillante color plateado. Tenías una gran cara de asombro y yo moría de ganas de probarlo.

lunes, 19 de abril de 2010

Monitor

No teníamos ni un día lejos y nos consumían las ganas de sexo. Empezaste inocentemente, pusiste la webcam mientras hacías tus quehaceres, solo para hacerme notar que no llevabas brasier, fué fácil y delicioso notar tus enormes senos dibujados perfectamente sobre una playera blanca, su tamaño perfecto y su forma natural me enloquecieron. Jugando me dijiste "Ya notaste que no traigo bra?", alzando tu blusa dejando al aire una de tus tetas, pero teniendo cuidado en tapar completamente el pezón provocaticamente.

"Quiero verte" -dijiste. Bájate los pantalones y enséñame lo que hay debajo de tus bóxers. Ya comenzaba a crecerme el pene debido al morbo de verte sin brasier, sin pensarlo mucho te complací. Sin esperar la indicación te quitaste la playera blanca, vi casi en cámara lenta como salían exquisitamente tus dos tetas de esa prisión de tela, con su movimiento rítmico y para mi sorpresa con tus pezones y aureola duras, se notaba aún en la cámara ese precioso y endurecido pezón que me dejaste ver.

"Tócate" -exigiste. Lleno de lujuria solo seguía instrucciones, me quité totalmente desnudo de la cintura hacia abajo y empecé a masturbarme para que me vieras, con rapidez se me puso dura mientras observaba el show: te habías quitado el mini-short que traías puesto y la tanga también, te acomodaste de tal forma que la laptop quedó entre tus rodillas, te recostaste, dejándome una presioa vista desde tus rodillas hasta tus ojos, dejando el secreto que hay entre tus piernas totalmente descubierto para mi, enloquecía, mientras con una mano frotabas tus tetas y con la otra abrías los labios de tu intimidad.

Me mostraste tus fluidos entre tus dedos, los imaginé con una textura, temperatura y color deliciosos, tocaste tiernamente tu clitoris mientras observabas como me crecía la verga, estaba hipnotizado por lo que estaba admirando en mi pantalla, eras tú, mi princesa abierta de piernas y tocándote para mi.

Apresuraba y me calmaba justo cuando estaba a punto de venirme, me exitó demasiado darte este espectáculo, me gusta exhibirme para ti y ser tu inspiración para q te toques, yo admiraba como abrías tus labios para dejarme ver más adentro de tu agujerito con una mano y con la otra pellizcabas tus pezones; y tu parecías hipnotizada con la agitación de mi mano sobre mi miembro.

Después de acalorarnos por completo, no podías más, para llegar al climax necesitabas ver como derramaba de mi semen, y otra vez complaciéndote, me vine en el instante q lo pediste, un segundo después comencé a ver como apretabas más las piernas y metías mas tus dedos y en un largo y delicioso gemido llegaste al cielo, ahí del otro lado del monitor.

Putita

Hace tiempo que intentábamos hacer cosas atrevidas entre una multitud, recuerdo los primeros encuentros, con timidez, acercaba mis impacientes dedos a la parte baja de tus pechos o desde los costados, lentamente hasta procurar un roce "accidental" con tu aureola y tal vez tu pezón, en un par de estos repetidos accidentes llegué a notar que tu pezón respondía exquisitamente a mis estímulos, tu respondías bajando tus manos pasándolas discimuladamente sobre mi entrepierna o colocando tus nalgas de forma perfecta para sentirlas a placer mientras cantabas o bailabas.
Ésta vez yo estaba realmente lleno de lujuria desde que te vi salir de tu casa, traías una blusa larga y un mallón que delineaba perfectamente tus piernas desde tus ricas caderas hasta tus delicados talones, sentí un hormigueo desde la base hasta la punta de mi verga. Pensé inmediatamente no ir al concierto y arrancarte a mordidas el mallón, alzarte la blusa y poseerte bestialmente, pero respiré, me contuve y te cerré la puerta del carro y me dirigí al volante.

Nos pusimos al tanto de las horas que no nos habíamos visto y llegamos al lugar del concierto, no quise que nos sentáramos en las butacas y preferí ir al frente, no lejos del escenario, donde la multitud esta de pie, el rato que tardó en comenzar el espectáculo la pasamos bien entre besos, risas y abrazos dulces.
Empezó a oscurecer y un rato después, llegada la hora salió al escenario el grupo argentino, lo vimos un rato pero entre canción y canción yo hacía intentos por alzar lo suficiente la blusa e introducir mi mano derecha en el mallón y acariciar tu intimidad, aún me estorbaba un trozo te tela y mientras te besaba el cuello y con mi mano izquierda te rodeaba la cintura metí mis dedos en tu tu ropa interior, acaricé suave tu monte de venus, disfruté el roce de tus vellos y me apresuré a abrir un poco tus labios ya mojados por que los besos en tu cuello y la dureza de mi pene entre tus nalgas había surtido efecto. Sentí otra vez el hormigueo, ahora mi verga estaba dura y tus labios vaginales se abrían lentamente en presencia de mis hábiles dedos. Tu clitoris estaba totalmente empapado, podía casi oler tu miel, sentía que mis dedos se quemaban de tan llenos que estaban de tus fluidos calientes.
Mientras yo seguía con mi maniobra tu te movías para sentir en tu culo mi verga, nos estorbaba el mallón, pero sentía perfectamente la grandeza y calor de tu culo.

Nadie se había percatado, el concierto transcurría normal y la gente alrededor de nosotros seguía con lo suyo, había un grupo de chicos adelante, un par de señoras con sus hijas, a la izquierda un grupo de niñas gritonas, a la derecha un par de amigos y atras de nosotros otra pareja de novios.


Al oido me exigiste metiera mis dedos en tu vagina, dicha maniobra requería ser más evidentes, pero no te importaba, necesitabas sentir algo fálico dentro de tu agujerito, me acomodé, apreté mi verga entre tus nalgas, y urgué con mis dedos tus entrañas al ritmo de la música. Te vi cerrar los ojos y apretar los labios muchas veces, tomaste mi mano libre y la desgarrabas para hacerme saber que querías explotar, aceleré mis dos dedos dentro de tu agujero, y un segundo después, sentí como escurrió más miel por mi mano y vi en tu boca una sonrisa placentera.

viernes, 15 de enero de 2010

Anoche soñé

Me pareció estar inmerso en un dejavú, pero como sabía perfectamente como terminaría, me dejé llevar por mi sueño~

Una mañana fria habíamos acordado de vernos en tu casa, desde la noche anterior había quedado listo nuestro plan. Me desperté muy temprano, me abrigué con nada más que pensamientos sobre lo que pasaría y me dirigí a tu casa, no te desperté hasta que llegué a tu casa y por la ventana me lanzaste las llaves. Abrí sigiloso y subí en silencio las escaleras que tanto me gusta caminar tras de ti admirando tu...bueno, espectacular figura contoneándose por cada escalón que subes.

Caminé como un ladrón buscando un precioso tesoro en tu habitación; y te encontré.

Estabas volteando y cobijada hasta la cabeza, lo entendí por el frio pero ni siquiera volteaste a verme. Me paré junto a tu cama y me despojé de toda mi ropa menos mis bóxers ajustados color blanco y partes azules. Hice ruido al quitarme la ropa, pero al parecer te volviste a quedar dormida, ni siquiera te moviste cuando me metí en la cama.

Para mi sorpresa, al mover las cobijas, encontré tu parte trasera desnuda, tu fino cuello, tu espalda suave, unas piernas fuertes y ejercitadas y un formidable par de nalgas bien formadas, grandes y demasiado apetecibles, discimuladamente al acostarme em fué quitando los bóxers, mi pene reaccionó inmediatamente ante tal imagen y me acosté junto a ti. Creo que escuché un murmullo, pero lo ignoré y me volví a acercar a ti. Misteriosamente mi verga se acomodó entre tus nalgas, apuntando directo a penetrarte por atrás. Al sentir este calor volteaste rápido para devorarme a besos, pensé q estabas dormida, pero estabas aguardando el momento exacto para atacar.

Me besabas como loca, y se notaba en tu respiración que la situación te había puesto cachondísima, pero supiste esperar para besarme como loca, giraste dejando expuestas tus tetas a mis ojos, primero las devoré con la mirada, estrujé fuerte con mis dedos y terminé de ponerlos duros con mi lengua, gemidos deliciosos escaparon de tu boca.

Mi erección cada vez más dura se dirigió instintivamente hacia entre tus muslos, nuestros movimientos de cadera ayudaron bastante y finalmente como si siempre hubieran estado unidos, se unieron nuestros sexos, suave penetré tu vagina ya humedecida de tus fluidos hasta llegar al fondo de ti, un gemido se escapó de tu boca cuando me uní a tu cuerpo y bailamos...

Nuestro baile fué largo, no teníamos prisa, disfrutamos de sentirnos yo dentro de ti y tu penetrada por mi. No hacía más frio afuera, nuestro amor y calor llenó tu habitación. Te susurraba cosas tiernas al oido a la vez que me gritabas las cosas más sucias, hicimos el amor y cogimos a la vez.

Y te llené de mi y me envolviste totalmente con tu calor.