lunes, 28 de diciembre de 2009

Tus Boxers Nuevos


Desde que salimos del lugar, mis ganas comenzaban a brotar, subimos al coche y de vez en cuando te miraba como una presa, de repente me devolviste una mirada extrañada, y preguntaste que pasaba.

-¿Usas tus bóxers nuevos?-

-Si- contestaste un poco perturbado por mi pregunta.

-¿Me dejas verlos?- Mis ojos brillaron de lujuria

Antes de que pudieras decir algo, mis manos encontraron el cierre de tu pantalón, y sin mayores esfuerzos te encontrabas ya manejando, con el pantalón desabrochado.

Te dedique una mirada por de más delatadora, y seguro de inmediato supiste lo que seguía a continuación, sin más preámbulos mi mano temblorosa, saco de tus bóxers tu pene ya erecto.

Apenas un par de caricias, y mi boca devoro entonces tu erección, más de un conductor debió darse cuenta lo que pasaba dentro del coche, una mujer empinada hacia el asiento del chofer, un chofer que tenía una cara tremenda de satisfacción.

Desde donde estaban situada podía oír tus respiración cada momento más agitada, y mi boca seguía su ritmo, arriba, abajo, dándote una mamada de esas que solo yo se dar y de esas que tu disfrutas tanto.

El camino no era muy largo, pero el tiempo me basto para dejarte extasiado, con movimientos más acelerados, te lleve hasta el orgasmo, y de repente sentí tu descarga caliente y abundante en mezclada con mi saliva, con la adrenalina del momento, llegando casi a nuestro destino, y muy seguramente con las recurrentes miradas de los peatones, me trague tu semen.

martes, 22 de diciembre de 2009

Camioneta

Nos habíamos acomodado en el asiento de atrás de la camioneta, ya era tarde y el camino de regreso era en verdad oscuro y solitario. Adelante iba tu familia y en la oscuridad te susurré al oído: "Házlo", al mismo tiempo q con mi otra mano desabotonaba y bajaba el cierre de mi pantalón.

Se iluminaron tus ojos con lujuria y desesperación por introducir tu mano entre mi pantalón. Entre pláticas y risas en un momento yo me quedé en silencio, tus movimientos arriba-abajo, circulares y fuertes me estaban poniendo cachondísimo, ya estaba duro pero quería más; con un gesto te indiqué q metieras la mano debajo de mis bóxers. Un segundo después tu mano fría envolvió mi pene, y con los mismos movimientos, ahora más intensos y mi respiración agitada y discimulada en tu oído tuve un orgasmo delicioso, me vine deliciosamente en tu mano, en la oscuridad y con tu familia en la misma camioneta.

domingo, 13 de diciembre de 2009

Día de Estudio

Me preguntaste si podías ir a mi casa a estudiar, la materia era complicada y una buena manera de que aprendieras mejor los temas era enseñándome a mi, tu mejor alumno.

Música y comida, nos instalamos en la cocina, yo escuchaba atento cada una de las lecciones. Estábamos solos pero tu bastante concentrada en leer un poco y explicarme otro tanto cada tema, yo ponía atención aunque aprovechaba cualquier oportunidad para ir por agua, simular un beso, rozar tus hombros y espalda con mi hombría o espiar tu escote perfecto cada que tu posición me lo permitía.

Así transcurría el rato, entre estudio y provocación de mi parte, a ti no te desagradaba la idea ya que facilitabas mi labor inclinando tu cuerpo al "leer" y dejándome ver más allá de tu blusa, o moviendo tu cuerpo para frotar discimuladamente mi entrepierna.

Los minutos transcurrían asi como el juego discreto entre el estudio, lo abultado de mi pantalón fué ya imposible de ocultar y en cuanto lo notaste, algo te pasó, despacio apartaste tus manos del libro y me pediste cortezmente me pusiera de pie. Sin saber, obedecí y me postré frente a ti, ahora el objeto de tu atención era mi pantalón. Firme, debajo de mi pantalón, mi erección te esperaba, pero no sabía si seguía un arrebato de lujuria o algún otro juego de provocación en medio de nuestra sesión de estudio.

Tu cara no demostraba la usual lujuria o malicia al provocarme, serena y sin prisa, pero con acciones decididas, desabotonaste mi pantalón y de un movimiento suave bajaste el cierre y bajaste mi bóxer ajustado color negro dejando mi verga frente a tu cara, quedé expuesto, silencioso, en la cocina, con música, comida y libros sobre la mesa, callado.

Tenías tus manos algo frías pero las sentí deliciosamente sobre mí. Con movimientos suaves te dedicaste a reafirmar la dureza de mi erección hasta que quedé demasiado duro y caliente, asi me querías, tu ya tenías un plan y tu próximo paso era apretarme de las nalgas y dirigir mi cuerpo hacia tí, para que mi verga penetrara tu boca. Al sentir tu saliva sentí electricidad recorriendo todo mi cuerpo, desde la punta de mi pene hasta cada rincón de mi cuerpo, tu lengua hizo lo suyo, al principio suave y lento, muy labial, mucha saliva y usando bastante la lengua desde la base pegada a mi cuerpo hasta la punta, acariciando a la par con una mano mis huevos y con la otra apretando fuerte mis nalgas, fui tu objeto de placer, te deleitaste haciéndome tuyo. Intenté acariciar tus tetas, o cambiar de posición, pero como perra en celo y cambiando totalmente tu mirada, me observaste negándome cualquier cambio, así querías permanecer y así tenía que ser, yo era el juguete.

Me sentía en las nubes, me vuelve loco como me la mamas, seguiste hasta q no pude resistirlo más, el calor de tu boca en mi erección es delicioso, te avisé q estaba a punto de venirme, me miraste un segundo y aceleraste el ritmo. Exploté en tu boca, me vine dentro de tí, saqué mi verga de tu boca, abriste más los ojos y se quedaron fijos en mi cara de placer y en un instante tragaste mi semen, limpiaste tu labio inferior y seguiste estudiando.

miércoles, 2 de diciembre de 2009

Dándole la bienvenida al frio

El frio se empieza a sentir jodidamente intenso y en este instante lo único que me da calor es recordar nuestro encuentro de ayer, anoche al acostarme había un algo entre mis sábanas, una combinación escondida de aromas, de sudor, de placer, gritos y sexo.

El día comenzó con un llamado que ya esperaba yo entre sueños y llegó alrededor de las 9 de la mañana, tu tenías que atender muy temprano y en cuanto te desocupaste me llamaste, habíamos acordado vernos para desayunar y prepararnos para otros compromisos para más tarde.

Un hombre no puede dejar todo a la ligera, siempre necesitamos un plan y tener un esquema mas o menos organizado de lo que será el día, yo ya tenía todo pensado, me arreglé rápido y salí a tu encuentro en el lugar acordado, pasamos a comprar un par de cosas a la farmacia y como con prisa pero discimulando un poco mis intenciones y las tuyas llegamos a mi casa. El frío era bastante, en algún instante creo q notaste q te jalaba al caminar, era mi urgencia de volver a un lugar más cálido y acompañado por ti, seguro se me olvidaría el frío de estos días.

Subiste a mi habitación y te dispusiste a meterte en mi cama, no tenías malicia en la cara, me puse un poco más cómodo hasta donde el frío me lo permitió y me metí en las cobijas junto a tí.

Descansamos y pretendí que dormiría no más de 1 minuto, de hecho hasta te daba la espalda, no me resistí a tenerte a mi lado, en mi cama, con frío, y para aminorar el calor y por el tiempo que había pasado sin estos momentos, comencé a besarte despacio, usando mucho los labios y poco la lengua, besos secos y de mucha carne, ricos, para deleitarme de tu boca, recorrí de tu labio superior hasta el borde de tu escote, sintiendo la delicia del calor de tu pecho conforme me acercaba a tus tetas. Degusté sin prisa el sabor de tu cuello y de la parte que tu suéter me ofrecía de tus tetas, de repente, no pensé más, no hacía más frío y pude despojarte lentamente de lo q me estorbaba, el suéter rosa, tus jeans y un mallón negro que llevabas debajo por el frío. Quedaste angelical y deliciosamente expuesta ante mis ojos, aún llevabas calcetines, unos ligeros calzones blancos y un brasier haciendo juego por el que se dibujaban tus pezones producto de la excitación y del frío que hacía.

Mi cámara estaba cerca y no dudé un segundo para preservar estas imágenes, dejé la cámara a la mano por si encontraba una buena posición que preservar en digital y así fué, varias imágenes de nuestro encuentro están ya guardadas en mi cajón.

Así como estabas me quité la playera para sentir el calor de tu cuerpo en mi pecho mientras me dedicaba con una mano a acariciar tus muslos y con la otra a juguetear con tu hombro y los tirantes de tu brasier, me pareció que te urgía quitártelo y se que te diste cuenta que retardaba la agonía de tus pezones por sentir mi boca sobre ellos. Pero como lo tenía previsto, no podría resistir demasiado al tenerte para mí, dispuesta y complaciente, dejé de besarte y con los dientes descubrí la belleza de tus tetas para que al aire de la habitación acariciara la dulzura de tus pezones totalmente erectos.

Desde que llegaste a mi cama tenía ganas de abrirte las piernas salvajemente y penetrarte hasta hacerte gritar de placer. Hoy el juego era disfrutarte, admirar tus tetas y acariciar tu cuello hasta llegar a las rodillas. Cuando quedaste solo con tus calzones blancos el recorrido de besos desde tu boca llegó a tus muslos para despojarte lentamente tu última prenda. Cerraste las piernas involuntariamente, parecías una chicquilla tímida, no me hice esperar y separé tus rodillas con dulzura para poder admirar la belleza de tu intimidad, ahí estaba tu vello púbico, no largo y ya creciendo desde la última vez que lo arreglaste para mí, y un poco más abajo tus labios íntimos, que parecen una flor, de un color tan perfecto, con mis besos y mi saliva abrí tu flor y acaricié tu clitoris, ya quedó también tu agujero expuesto y pude admirarte por dentro, me gusta tu vagina, me gusta el color, su sabor y su aroma, la miel que emanas cuando te excitas, te probé y te volví a besar entre las piernas, mi lengua cada vez más rápida, y tus manos exigieron metiera mis dedos en tí. La vista desde donde estaba era deliciosa, en primer plano, tu vagina, abierta por mis dedos y mi boca degustando tu miel y tu clitoris, al alzar la mirada me encontraba con tus manos desesperadas y tus pezones más erguidos que antes, tus tetas vibrando y tu mordiéndote los labios dejándome hacerte gozar.

Llegaste al punto donde no te es suficiente la lengua, ni mis dedos en tu vagina, te sorprendí con un dedo más en tu culo, se que te gusta, estabas totalmente zorra para mí, te incorporaste, ya no querías dedos ni lengua, querías verga, suplicaste te penetrara. Cambiamos de posición, me tumbé abajo de tí y me montaste, me vuelve loco el instante donde envuelves a mi virilidad de tu calor, de la humedad, donde se desaparece en tu cuerpo y te hago mía. Duramos buen rato cogiendo así, estrujaba tus tetas y veía su vaivén hermoso, al ser deliciosamente grandes es un placer verlas mientras cogemos, de repente nos besabamos, pero prefiero dedicarme a sentir el baile perfecto de tus caderas, llevarte al cielo, que grites extasiada, hablarte, decirte lo que te gusta mientras hacemos el amor, tan hermosa como princesa pero tan deliciosamente zorra.

Gritaste de placer y me volvi loco. Aún no me venía yo, y tu necesitabas que explotara y te llenara de semen dentro de tí, cambiamos de posición, ahora la acción recaía en mis movimientos duros sobre tu cadera, tu estabas abajo y yo me movía para penetrarte cada embestida un poco más, te encanta q te perfore las entrañas, estabas debajo de mí calientísima pidiendo me viniera dentro, no tardé mucho, metértela es delicioso y en un beso salvaje me hiciste llegar al orgasmo, seguí moviéndome hasta llenarte completamente de mí.

Me encanta hacerte sentir mía y sentirme tan tuyo, te amo mi princesa putita.

lunes, 16 de noviembre de 2009

L:Oye...

...tengo ganas de coger
P: yo también, tengo muchas ganas de ti
L: yo más!
L: Hace poco hicimos el amor, fué precioso y aún asi riquísimo. Pero ya quiero coger
(En mi mente tu imagen quitandote la ropa agresivamente y dejando al descubierto tus preciosas y grandes tetas, tus muslos, tu cintura, toda tu piel al descubierto, morbosa y recostada en la cama, con muchas ganas de coger y con las piernas abiertas viéndome me mató, al mismo tiempo q te imaginaba entre mi pantalón crecía mi erección; me mojé la boca, cerré los ojos un par de segundos y reaccioné)
P: Andas con ganas de ponerte Zorrísima verdad?
L: Si

domingo, 8 de noviembre de 2009

Tarde Intensa III

...necesitábamos entregar más que gemidos esta tarde, tú estabas tan urgida de mis besos, como de ternura, esta tarde estabas amorosa y puta, lista para entregar tu cuerpo pero con el corazón en la mano buscando trascendencia.

El delicioso brillo de tus pezones y tus labios sobresalían esta tarde, olía a sudor y a miel, mi mirada se desviaba como siempre hacia tus tetas, y cómo no perderme en ese par tan suave, grande y con una calidez encantadoramente cachonda, mientras me distraje con mis dedos en tus pezones, con un movimiento suave y repentino, me montaste. El instante previo al entrar en las entrañas de una mujer es lo más cercano que tenemos los hombres de ver el paraíso. Te sentí en cámara lenta, estabas tan mojada esta tarde que escurría miel hasta tus muslos, ese fluido caliente y delicioso estaba ahora tentando a mi verga a llenarse de él.

Lentamente fuí abriendome paso por tus labios, lubricados perfectamente por tu miel, hasta que alcancé tu agujero, entré y me sentí en la gloria, parecieron largos minutos lo que en verdad fué un segundo, pero el placer que me causa hacernos uno penetrándote me vuelve loco. Ya acoplado en tu vagina y con tu miel escurriendo ahora fuera de ti hacia mis muslos, tus tetas frente a mi en un vaivén perfecto, y tu boca urgida de besos, empezamos nuestro baile. No cogimos, como muchas veces, esta tarde, después de gritos, cachondeo, besos, caricias y locuras, esa tarde hicimos el amor.

lunes, 2 de noviembre de 2009

Tu Cumpleaños

Para aquellos a los q les hacia falta una luna brillante en sus noches de soledad, he vuelto.

Desde que me estaba arreglando para ti, pensaba en lo que esa noche pasaría, mi cuerpo se acaloraba mientras imaginaba tus manos recorriéndolo, y tu boca humedeciéndolo, se acaloró tanto que no hizo falta que me pusiera rubor, esa noche usaría unas medias de red, y un vestido bastante corto, me puse unas botas altas, que lucían más el atuendo; mi cabello lo llevaría suelto con una pequeña banda a juego con el vestido.
Fue entonces cuando llamaste a la puerta, con nerviosismo puse un poco de labial rojo en mi boca y baje apresurada a tu encuentro.
Tú vestías una camiseta blanca muy ceñida a tu cuerpo, unos jeans y chamarra de cuero, cuando me viste bajar tu boca solo mostraba asombro y ganas de devorarme completita esa noche, me tomaste por la cintura y acercándote lo suficiente me besaste con hambre.
-Nos vamos?-
-Claro reina, cuando quieras-
Me abriste la puerta del auto, y me deslice con delicadeza, siempre procurando que el vestido se subiera lo necesario para que visualizaras perfectamente mis piernas, y tu notaste mis intenciones, puesto que rozaste mi muslo derecho apenas con la punta de tus dedos, y ese solo roce me proporciono potentes descargas eléctricas.
Entonces cerraste la puerta y subiste tú también al auto, manejaste a toda prisa al lugar de nuestra cita, el ambiente era aburrido, esa noche teníamos ganas de bailar de verdad, no de jugar a bailar.
-Nosotros podríamos hacer una fiesta mucho más amena que esta, y aparte privada, quieres?- te dije al oído
-Me encanta tu idea.
Nos escabullimos del lugar, y desde que caminábamos de regreso al auto, nuestras intenciones eran claras.
Esa noche en unos minutos más era tu cumpleaños, y yo quería que festejáramos en grande, entonces te lance una miradita, de esas que me surgen naturales cuando estoy muy caliente, tu la descifraste perfecto y condujiste a un lugar bastante oscuro y solo. En ese momento se dio la media noche, y abrazándote te dije:
-Feliz cumpleaños mi amor-
Mirándote otra vez como una zorrita, me saque con un movimiento las botas, y subí mis piernas al tablero del coche, moviéndolas con maestría, desorbitando tus ojos, y aumentando el calor bajo mis ropas, me relamía los labios como invitándote al mi juego, entonces tu mano quiso acariciarme, pero te detuve, aun no quería juntarte.
Entonces comencé a bajarme las medias poco a poco, con una cadencia tal que parecía una bailarina exótica, cuando mis piernas quedaron al natural, volvía a dedicarte una mirada, y esta vez tu sabias perfecto lo que ella antecedía, fue entonces cuando también despacito, me quite mi tanga y me alce el vestido, ofreciéndome como la puta que soy a mi hombre.
En ese momento te era imposible reprimir tus instintos, y te me lanzaste encima, devorando mi boca al tiempo que hurgabas en mi entrepierna con tus manos urgidas me sexo.
Yo cedía a tus caricias sin ánimos de detenerte, esa noche era tuya y podías hacer conmigo lo que quisieras, desesperada por sentir tus besos en otro sitio, me baje el cierre de la parte superior del vestido, descubriendo entonces mis tetas que esa noche viajaban sin sostén, la visión de mis pezones totalmente erectos, te alucino, y bajaste con rapidez tu boca, llenándolos de saliva, mordiéndolos, devorándolos.
Para entonces mis gemidos ya eran muy sonoros, y en proporción a ellos crecían tus ganas, y mis ganas.
Fue cuando te avente a tu asiento, y bajando el cierre de tu pantalón y tus bóxers, libere tu hermosa virilidad, tan grande, tan dura, tan ansiosa de caricias, mis caricias, mis manos le dedicaron largo rato a esa maravillosa verga, y entre gemidos, alcance a oír:
-Mámamela princesa-
Obediente como siembre baje mi boca hasta tu entrepierna y comencé a besarte dulcemente para después hacerlo con desesperación, podía notar en la dilatación de las venas de tu miembro, que aquello te estaba volviendo loco.


Cuando estuviste al borde la cima, deje de hacer lo que hacia y mirándote llena de lujuria te monte, dedique ese primer instante para sentirte completo en mi interior, para que tu disfrutaras de estar aprisionado, para después, con movimientos rítmicos, arriba y abajo, cogerte deliciosamente.
-No aguanto más, quiero explotar dentro de ti putita-
-Pues hazlo mi vida, hazlo!-
Y así entre contracciones de tu cuerpo, y gemidos que salieron involuntariamente de tu boca, llegaste al orgasmo, derramando todo tu semen en mí.
Te abrace, te bese, y luego con una sonrisa, te dije: Felicidades mi vida!

sábado, 24 de octubre de 2009

Tarde Intensa II

La luz del sol era perfecta, tus piel tomó ese tono tan sano y brillante que me fascina por las tardes, tus ojos brillaban más y tu boca se notaba más hambrienta de besos, de cuerpo y de erección que otras veces.

Al alejarnos un poco del camino principal y tener una distancia considerable de la puerta, paré el carro en seco; me miraste morbosa y te lanzaste sobre mí. No empezaste con los besos suaves y muy labiales, secos y seductores, tenías hambre, querías lengua, mordidas y saliva, yo también, la verdad es que estaba ganoso de tus mordidas y tu lengua juguetona, de los besos salvajes que tan buena reacción tienen debajo de mis pantalones.

Urgidamente recorrimos los asientos hacia atrás, desabotoné mi camisa, seguido de desabrochar tu brasier en tu suave espalda. Y la furia se desató al igual que tus hermosas tetas saludaron brillantes mi lengua. Talvez lo sepas muy bien, pero me fascina repetirtelo, tienes un par de tetas preciosas, grandes, firmes, de una suavidad y calidez exquisita, dignas de una escultura en mármol, un pezón delicioso, de un tamaño perfecto y un a forma tan excitante que tan bien le cae a mi boca... Mi lengua y mis manos iban de tu cintura a tu nuca, tomando especial atención en tus orejas, tu cuello, pezones y boca, podría pasar toda la tarde tan solo observando admirado esta parte de tu cuerpo, pero tu calor y mis ganas no me permiten estarme quieto, asi que siempre avanzo hacia debajo de tu ombligo o tu boca se aventura entre mis muslos.

Los vidrios se habían empañado, estaba durísimo y tu te habías puesto cálidamente zorra y muy mojada, querías aprovechar la tarde, hacer uso de la luz q cada vez era menos, de la soledad, de la aventura, del carro y de nuestra pasión; pero en una pausa de besos acordamos que no cogeríamos esta tarde...

jueves, 8 de octubre de 2009

Tarde Intensa

Ese viernes nos habíamos propuesto disfrutarnos; me arreglé lo mejor que pude para gustarte ese día un poco más, tú no hiciste nada más que sorprenderme, bellísima, pero algo en tus ojos tenía un cierto aire muy cachondo.

Nuestro saludo fué un tanto caliente y preludio de un concierto de pasión. Te acercaste demasiado a mí, me viste, oliste mi losión y cambió tu cara con una sonrisa endiablada, ahora restregabas tu cuerpo en el mío, separaste las piernas para que una de las mías entrara y se posara mi muslo justo debajo de tu entrepierna, casi podía sentir como se abrían tus labios con cada rose de nuestros cuerpos, el beso lleno de ternura y malos pensamientos, además de tus grandes tetas hundidas en mi pecho hicieron abultarse mi pantalón, para mi sorpresa, dejaste de besarme y te dispusiste a subir al carro en ese instante, retiraste la calidez de tus pechos de mi y yo sin más opción que seguir tu juego, pasé saliva, te abrí la puerta y aceleré.

Yo lo sabía y tú no, tenía pensado ir a aquella huerta a las afueras de la ciudad y muy solitaria que hacía mucho frecuentamos. Yo manejaba sin prisas, discumulaba mi deseo, pero al contrario de mi mirada, algo duro debajo de mi pantalón me delataba, aún seguía caliente por tus besos, tu entrepierna y tus senos. Te quedaste callada y de re-ojo noté que sabías q ocultaba mi erección. Discimulaste tu alegría al saber que seguía excitado, lo pensaste dos segundos y en un movimiento ágil desabrochaste el cinturón, el botón y lentamente el cierre de mis pantalones, sabías q tras el procedimiento habría una recompensa lista para ser admirada, tomada o besada. Traía unos bóxers ajustados al cuerpo, mi erección se veía oprimida, poco tardas en liberar mi verga de su prisión de tela.

Yo seguía manejando discimulando el placer que me causa que juegues con mi cuerpo, te miraba con seriedad, con una risa torcida de orgullo, te encanta mi verga.

Decidiste jugar a comerme, primero observaste si no había algún automóvil cercano q pudiera notar la maniobra, enseguida te agachaste y devoraste mi miembro, yo estaba perdido, no supe como logré conducir, pasaron a nuestro lado un par de tráilers mientras tu boca se llenaba de a poco de mi pene erecto, tu lengua hacia lo suyo y tu saliva caliente te facilitaba la labor, la mamas deliciosamente, un par de autos en sentido contrario, un semáforo y un par de cruces, quiero pensar que todos los q veían mi vehículo notaban que andaba solo, solo un par de afortunados camioneros notaron que estabas ahí, agachada, mamándomela como solo tú sabes, volviéndome loco.

Seguí adelante acariciando con una mano tu nuca mientras tus labios iban de arriba abajo sobre la dureza de mi verga, de pronto llegamos a la huerta, tenía que bajarme del carro a abrir la puerta, te levantaste, viéndome morbosamente, tú misma volviste a subir el cierre, cerrar el botón y apretar el cinturón, me bajé, abrí la puerta y entramos. Tenía q bajar una vez más a cerrar el portón de acceso, te veías hambrienta, miraste el bulto de mi excitación ganosa de sexo durante el proceso de cerrar, poner el candado, y subirme, lo noté, no me incomodó, al contrario, sabía que estabas ganosa, que conocías perfectamente la razón por la que estabamos ahí, ya inquieto volví a subir al auto y aceleré...

miércoles, 7 de octubre de 2009

Antes de salir de viaje

Este relato es acerca de los primeros encuentros que teníamos, por lo que es muy discreto a comparación de lo que estás acostumbrada a leer

Era un viernes normal, yo me iría de viaje el sábado siguiente por una semana, no tenía un plan fijo, solo quería pasar un rato contigo.

Algún tiempo atrás te había hablado de que quería salir a tomar algo, cosa que no habíamos hecho porque de antemano se que no te gusta, pero bueno este viernes aceptaste y yo no lo dudé para comprarnos dos bebidas para llevar.

Llevabas una blusa con unas mangas un tanto diferentes, eran muy holgadas, la blusa era preciosa y lo que había debajo de ellas estaba a punto de descubrirlo. Te besé, como nos gustaba, primero despacio, rozando los labios pero la intensidad obviamente subió, es imposible no querer más de tus labios una vez que los he probado. El calor de nuestros besos impulsó a mis manos hacia un lugar nuevo para mí.

Omití los nervios y me atreví a tocar por debajo de la blusa, parecería que era ideal para mi ese día que tu llevaras aquella prenda, fué un recorrido lento pero gratificante tocar sobre el brasier aquella forma perfecta que ya había anhelado hacer mía. Poco a poco y aún con pena dirigí mi mano hacia donde se encontraría tu pezón para descubrir algo que no me esperaba, la emoción de los besos había provocado que aquél botón delicioso sobresaliera por sobre el brasier, lo que hizo que lo notara perfectamente duro sobre la tela, aluciné, tuve un orgasmo visual y táctil, fué la primera vez que toqué tu pezón derecho y estuvo delicioso

martes, 6 de octubre de 2009

Mañana Intensa

...El Postre...

Ya después de ducharnos, te vestiste solo con un bóxers negro muy ceñido al cuerpo, yo por mi parte decidí no usar nada, mi desnudez seguro haría más esplendida la mañana.

Bajamos al comedor, por unos bocadillos y un café, mientras degustabas tu desayuno yo te lanzaba miradas llenas de deseo, y tú no lograbas ni descifrar una pequeña parte de lo que seguía en nuestro juego, y es mejor así porque tu cara de sorpresa absoluta solo consigue ponerme más puta de lo que soy.

Todo el tiempo que transcurrió mientras terminábamos los bocadillos, mis pezones estuvieron erectos, y tú no pudiste quitar nunca tu vista de ellos, verte tan perdido en mis pechos, solo estaba consiguiendo que mi entrepierna empezara a mojarse.

Cuando terminamos nuestro desayuno te pregunte:

-Mi amor, te apetece un postre?- a lo que respondiste –sí-

Te tome de la mano y caminamos hasta el sillón en el que antes de la ducha me habías hecho tuya, y añadí:

-Pues que bien, porque este día ¡tú eres el postre!-

Entonces te avente al sillón, y quedaste indefenso a mis caprichos, me hinque y continué lo que había estado haciendo en la ducha.

Devore tu virilidad completa, recorriéndola desde la base hasta la punta, empapándote con mi saliva, aumentando tus ganas de sexo, tus ganas de mí, de repente la sacaba y solo jugaba con mi lengua en la punta, viendo como el torrente de sensaciones te envolvía y solo atinabas a echar la cabeza hacia atrás y pedir más.

-Me encanta mi postre- Te dije mirándote provocativamente mientras seguía devorándote.

Tú, solo te reíste, con una risa nerviosa, una risa de quien esta desfrutando lo que su mujer le hace. Mi boca seguía jugando con tu verga, en momentos esta desaparecía por completo y yo podía notar como eso te excitaba sobre manera.

En un momento mi ritmo subió tanto, que el verte al borde del orgasmo, me estaba volviendo loca a mi, hubiera querido que me penetraras, pero este si era tu momento, y te tocaba disfrutarlo al cien.

Me tomaste por el cabello y me penetrabas la boca más deprisa, hasta que en un momento, las contracciones de tu cuerpo se hicieron evidentes, y mi boca sintió como a chorros salía disparado tu semen.

Después de acabar con la última gota, te dije sonriendo:

–Delicioso postre-

Color del texto

domingo, 4 de octubre de 2009

Mañana Intensa

... La Ducha...

Llegamos a la ducha con la ansiedad en la que antes nos habíamos adentrado, el agua estaba helada y aun así no lo sentíamos por todo el calor q nos envolvía, ya desnudos nos abrazamos mientras nuestras bocas se encontraban hambrientas de lujuria.

Entonces enjabone la esponja y comencé a tallarte todo el cuerpo, primero tu torso ancho que tanto me gusta, tus hombros fuertes llenos de esa hombría que tan loca me suele volver, el roce de la esponja así como de mis manos en tu piel, logro excitarte extremamente.

Siguió mi recorrido y acaricie ya sin esponja y solo con mis manos bañadas en jabón tus muslos, pude ver como a pesar del agua tu boca se secaba de las ganas que tenias de que tocara tu verga mojada, tu verga dura, tu verga mía.

Antes de detener mis manos en esa erección tan deliciosamente grande enjabone tus piernas, hincada en la regadera, mirándote extasiada, por el panorama tan excepcional que me estabas ofreciendo.

El agua acabo con todo el jabón que había usado en tu cuerpo, y cuando él no me impedía el paso, comencé ahora si a acariciar tú pene.

Mis manos saboreaban ferozmente tu hombría, jugando con ella desde la base hasta la punta, mientras tus ojos ya no me veían, echabas tu cabeza para atrás del mucho placer que sentías.

En ese instante metí tu verga en mi boca, y como por arte de magia tu cara volvió a dirigirse a mí, para percatarte de la carita de zorra que seguramente tenía.

Mi saliva ayudaba al agua a mojarte, mis labios acariciaban tu erección con esa mezcla de dulzura y salvajismo que tanto te excita, con las pocas fuerzas que te quedaban me agarraste el pelo, y comenzaste a marcar el ritmo para que te mamara.

Mi entrepierna se estaba mojando de una manera extraordinaria, y ni el agua más helada podría esa mañana apagar el fuego de nuestras ganas.



Cuando estabas a punto de alcanzar el orgasmo, me pare repentinamente, dejándote en la cima, me puse de espaldas a ti, y restregué mi culo en tu pene, comenzaste a acariciarme la entrepierna húmeda, y en ese instante… cerré el grifo del agua, Salí de la ducha, me envolví en la toalla te avente la tuya. Y con un pequeño guiño te aclare:

-Mi vida, aún no es tu momento-