sábado, 24 de octubre de 2009

Tarde Intensa II

La luz del sol era perfecta, tus piel tomó ese tono tan sano y brillante que me fascina por las tardes, tus ojos brillaban más y tu boca se notaba más hambrienta de besos, de cuerpo y de erección que otras veces.

Al alejarnos un poco del camino principal y tener una distancia considerable de la puerta, paré el carro en seco; me miraste morbosa y te lanzaste sobre mí. No empezaste con los besos suaves y muy labiales, secos y seductores, tenías hambre, querías lengua, mordidas y saliva, yo también, la verdad es que estaba ganoso de tus mordidas y tu lengua juguetona, de los besos salvajes que tan buena reacción tienen debajo de mis pantalones.

Urgidamente recorrimos los asientos hacia atrás, desabotoné mi camisa, seguido de desabrochar tu brasier en tu suave espalda. Y la furia se desató al igual que tus hermosas tetas saludaron brillantes mi lengua. Talvez lo sepas muy bien, pero me fascina repetirtelo, tienes un par de tetas preciosas, grandes, firmes, de una suavidad y calidez exquisita, dignas de una escultura en mármol, un pezón delicioso, de un tamaño perfecto y un a forma tan excitante que tan bien le cae a mi boca... Mi lengua y mis manos iban de tu cintura a tu nuca, tomando especial atención en tus orejas, tu cuello, pezones y boca, podría pasar toda la tarde tan solo observando admirado esta parte de tu cuerpo, pero tu calor y mis ganas no me permiten estarme quieto, asi que siempre avanzo hacia debajo de tu ombligo o tu boca se aventura entre mis muslos.

Los vidrios se habían empañado, estaba durísimo y tu te habías puesto cálidamente zorra y muy mojada, querías aprovechar la tarde, hacer uso de la luz q cada vez era menos, de la soledad, de la aventura, del carro y de nuestra pasión; pero en una pausa de besos acordamos que no cogeríamos esta tarde...

jueves, 8 de octubre de 2009

Tarde Intensa

Ese viernes nos habíamos propuesto disfrutarnos; me arreglé lo mejor que pude para gustarte ese día un poco más, tú no hiciste nada más que sorprenderme, bellísima, pero algo en tus ojos tenía un cierto aire muy cachondo.

Nuestro saludo fué un tanto caliente y preludio de un concierto de pasión. Te acercaste demasiado a mí, me viste, oliste mi losión y cambió tu cara con una sonrisa endiablada, ahora restregabas tu cuerpo en el mío, separaste las piernas para que una de las mías entrara y se posara mi muslo justo debajo de tu entrepierna, casi podía sentir como se abrían tus labios con cada rose de nuestros cuerpos, el beso lleno de ternura y malos pensamientos, además de tus grandes tetas hundidas en mi pecho hicieron abultarse mi pantalón, para mi sorpresa, dejaste de besarme y te dispusiste a subir al carro en ese instante, retiraste la calidez de tus pechos de mi y yo sin más opción que seguir tu juego, pasé saliva, te abrí la puerta y aceleré.

Yo lo sabía y tú no, tenía pensado ir a aquella huerta a las afueras de la ciudad y muy solitaria que hacía mucho frecuentamos. Yo manejaba sin prisas, discumulaba mi deseo, pero al contrario de mi mirada, algo duro debajo de mi pantalón me delataba, aún seguía caliente por tus besos, tu entrepierna y tus senos. Te quedaste callada y de re-ojo noté que sabías q ocultaba mi erección. Discimulaste tu alegría al saber que seguía excitado, lo pensaste dos segundos y en un movimiento ágil desabrochaste el cinturón, el botón y lentamente el cierre de mis pantalones, sabías q tras el procedimiento habría una recompensa lista para ser admirada, tomada o besada. Traía unos bóxers ajustados al cuerpo, mi erección se veía oprimida, poco tardas en liberar mi verga de su prisión de tela.

Yo seguía manejando discimulando el placer que me causa que juegues con mi cuerpo, te miraba con seriedad, con una risa torcida de orgullo, te encanta mi verga.

Decidiste jugar a comerme, primero observaste si no había algún automóvil cercano q pudiera notar la maniobra, enseguida te agachaste y devoraste mi miembro, yo estaba perdido, no supe como logré conducir, pasaron a nuestro lado un par de tráilers mientras tu boca se llenaba de a poco de mi pene erecto, tu lengua hacia lo suyo y tu saliva caliente te facilitaba la labor, la mamas deliciosamente, un par de autos en sentido contrario, un semáforo y un par de cruces, quiero pensar que todos los q veían mi vehículo notaban que andaba solo, solo un par de afortunados camioneros notaron que estabas ahí, agachada, mamándomela como solo tú sabes, volviéndome loco.

Seguí adelante acariciando con una mano tu nuca mientras tus labios iban de arriba abajo sobre la dureza de mi verga, de pronto llegamos a la huerta, tenía que bajarme del carro a abrir la puerta, te levantaste, viéndome morbosamente, tú misma volviste a subir el cierre, cerrar el botón y apretar el cinturón, me bajé, abrí la puerta y entramos. Tenía q bajar una vez más a cerrar el portón de acceso, te veías hambrienta, miraste el bulto de mi excitación ganosa de sexo durante el proceso de cerrar, poner el candado, y subirme, lo noté, no me incomodó, al contrario, sabía que estabas ganosa, que conocías perfectamente la razón por la que estabamos ahí, ya inquieto volví a subir al auto y aceleré...

miércoles, 7 de octubre de 2009

Antes de salir de viaje

Este relato es acerca de los primeros encuentros que teníamos, por lo que es muy discreto a comparación de lo que estás acostumbrada a leer

Era un viernes normal, yo me iría de viaje el sábado siguiente por una semana, no tenía un plan fijo, solo quería pasar un rato contigo.

Algún tiempo atrás te había hablado de que quería salir a tomar algo, cosa que no habíamos hecho porque de antemano se que no te gusta, pero bueno este viernes aceptaste y yo no lo dudé para comprarnos dos bebidas para llevar.

Llevabas una blusa con unas mangas un tanto diferentes, eran muy holgadas, la blusa era preciosa y lo que había debajo de ellas estaba a punto de descubrirlo. Te besé, como nos gustaba, primero despacio, rozando los labios pero la intensidad obviamente subió, es imposible no querer más de tus labios una vez que los he probado. El calor de nuestros besos impulsó a mis manos hacia un lugar nuevo para mí.

Omití los nervios y me atreví a tocar por debajo de la blusa, parecería que era ideal para mi ese día que tu llevaras aquella prenda, fué un recorrido lento pero gratificante tocar sobre el brasier aquella forma perfecta que ya había anhelado hacer mía. Poco a poco y aún con pena dirigí mi mano hacia donde se encontraría tu pezón para descubrir algo que no me esperaba, la emoción de los besos había provocado que aquél botón delicioso sobresaliera por sobre el brasier, lo que hizo que lo notara perfectamente duro sobre la tela, aluciné, tuve un orgasmo visual y táctil, fué la primera vez que toqué tu pezón derecho y estuvo delicioso

martes, 6 de octubre de 2009

Mañana Intensa

...El Postre...

Ya después de ducharnos, te vestiste solo con un bóxers negro muy ceñido al cuerpo, yo por mi parte decidí no usar nada, mi desnudez seguro haría más esplendida la mañana.

Bajamos al comedor, por unos bocadillos y un café, mientras degustabas tu desayuno yo te lanzaba miradas llenas de deseo, y tú no lograbas ni descifrar una pequeña parte de lo que seguía en nuestro juego, y es mejor así porque tu cara de sorpresa absoluta solo consigue ponerme más puta de lo que soy.

Todo el tiempo que transcurrió mientras terminábamos los bocadillos, mis pezones estuvieron erectos, y tú no pudiste quitar nunca tu vista de ellos, verte tan perdido en mis pechos, solo estaba consiguiendo que mi entrepierna empezara a mojarse.

Cuando terminamos nuestro desayuno te pregunte:

-Mi amor, te apetece un postre?- a lo que respondiste –sí-

Te tome de la mano y caminamos hasta el sillón en el que antes de la ducha me habías hecho tuya, y añadí:

-Pues que bien, porque este día ¡tú eres el postre!-

Entonces te avente al sillón, y quedaste indefenso a mis caprichos, me hinque y continué lo que había estado haciendo en la ducha.

Devore tu virilidad completa, recorriéndola desde la base hasta la punta, empapándote con mi saliva, aumentando tus ganas de sexo, tus ganas de mí, de repente la sacaba y solo jugaba con mi lengua en la punta, viendo como el torrente de sensaciones te envolvía y solo atinabas a echar la cabeza hacia atrás y pedir más.

-Me encanta mi postre- Te dije mirándote provocativamente mientras seguía devorándote.

Tú, solo te reíste, con una risa nerviosa, una risa de quien esta desfrutando lo que su mujer le hace. Mi boca seguía jugando con tu verga, en momentos esta desaparecía por completo y yo podía notar como eso te excitaba sobre manera.

En un momento mi ritmo subió tanto, que el verte al borde del orgasmo, me estaba volviendo loca a mi, hubiera querido que me penetraras, pero este si era tu momento, y te tocaba disfrutarlo al cien.

Me tomaste por el cabello y me penetrabas la boca más deprisa, hasta que en un momento, las contracciones de tu cuerpo se hicieron evidentes, y mi boca sintió como a chorros salía disparado tu semen.

Después de acabar con la última gota, te dije sonriendo:

–Delicioso postre-

Color del texto

domingo, 4 de octubre de 2009

Mañana Intensa

... La Ducha...

Llegamos a la ducha con la ansiedad en la que antes nos habíamos adentrado, el agua estaba helada y aun así no lo sentíamos por todo el calor q nos envolvía, ya desnudos nos abrazamos mientras nuestras bocas se encontraban hambrientas de lujuria.

Entonces enjabone la esponja y comencé a tallarte todo el cuerpo, primero tu torso ancho que tanto me gusta, tus hombros fuertes llenos de esa hombría que tan loca me suele volver, el roce de la esponja así como de mis manos en tu piel, logro excitarte extremamente.

Siguió mi recorrido y acaricie ya sin esponja y solo con mis manos bañadas en jabón tus muslos, pude ver como a pesar del agua tu boca se secaba de las ganas que tenias de que tocara tu verga mojada, tu verga dura, tu verga mía.

Antes de detener mis manos en esa erección tan deliciosamente grande enjabone tus piernas, hincada en la regadera, mirándote extasiada, por el panorama tan excepcional que me estabas ofreciendo.

El agua acabo con todo el jabón que había usado en tu cuerpo, y cuando él no me impedía el paso, comencé ahora si a acariciar tú pene.

Mis manos saboreaban ferozmente tu hombría, jugando con ella desde la base hasta la punta, mientras tus ojos ya no me veían, echabas tu cabeza para atrás del mucho placer que sentías.

En ese instante metí tu verga en mi boca, y como por arte de magia tu cara volvió a dirigirse a mí, para percatarte de la carita de zorra que seguramente tenía.

Mi saliva ayudaba al agua a mojarte, mis labios acariciaban tu erección con esa mezcla de dulzura y salvajismo que tanto te excita, con las pocas fuerzas que te quedaban me agarraste el pelo, y comenzaste a marcar el ritmo para que te mamara.

Mi entrepierna se estaba mojando de una manera extraordinaria, y ni el agua más helada podría esa mañana apagar el fuego de nuestras ganas.



Cuando estabas a punto de alcanzar el orgasmo, me pare repentinamente, dejándote en la cima, me puse de espaldas a ti, y restregué mi culo en tu pene, comenzaste a acariciarme la entrepierna húmeda, y en ese instante… cerré el grifo del agua, Salí de la ducha, me envolví en la toalla te avente la tuya. Y con un pequeño guiño te aclare:

-Mi vida, aún no es tu momento-


jueves, 1 de octubre de 2009

Mañana Intensa

...Tus manos en mi cuerpo...

Estaba recostada en el sillón, esperándote solo con ropa interior, cuando oí que girabas la chapa de la casa, por un momento me hice la dormida, quería que me sorprendieras como sueles hacerlo, y esta vez tampoco me equivoque.

Alcance a darme cuenta que te desvestías dejando tu ropa en el sillón de enfrente, y un instante después te había recostado encima de mí.

Separaste el cabello que había en mi cuello y empezaste a besarme suavemente…

Mientras los besos subían un poco de tono, pude notar como tu erección se hacia más evidente presionando mis nalgas. Yo aun dormida me restregaba en ti, para sentirte, entonces me susurraste al oído –¿Ya te despertaste gatita?-

Sin decir palabra, solo gire la cabeza y comencé a besarte apresuradamente, habías subido de manera súbita mi calor, ahora era fuego, y esa mañana te tocaba apagarlo.

Entonces me giraste por completo y ya no eran mis nalgas las que sentían tu pene, ahora era mi entrepierna, para ese entonces muy húmeda y muy caliente. Me despojaste con prisas de la poca ropa que me cubría, desataste mi sujetador de encaje rosado, e inmediatamente que mis pechos quedaron al aire libre los devoraste con tu boca, tu lengua jugaba con todos mis sentidos, y con gemidos cada vez mas prolongados, te hacia saber que eso me estaba encantando.

Dejaste de hacer lo que hacías, bajo mi mirada reclamante, y bajaste tu cara a la altura de mis muslos, en un movimiento me despojaste de la tanga rosa a juego, me ordenaste que me pusiera a cuatro patas en el sillón, y yo solo podía suponer que me penetrarías en ese instante, y así lo hiciste, pero esta vez no fue tu verga la que fue entrando lentamente en mi vagina, sino tus dedos.



Era evidente que mis fluidos te habían permitido meter tres dedos, que movías, con un ritmo tan apresurado que a mi solo conseguía volverme cada vez mas loca.

-Penétrame- te suplicaba

-No, te quedaras con ganas de sentir dentro mi verga-

-Por favor-

-No princesita, ahora muévete, muévete como si tuvieras dentro de ti mi pene, muévete como una putita-

Tus palabras me estaban poniendo muy cachonda, y yo obedecí, tu ritmo marco el mío, y el orgasmo no tardo en venirse, sentía una descarga sublime de placer, y me tumbe rendida en el sillón, sacaste tus dedos, y te arrimaste a mi cara a besarme la mejilla.

-Vamos a bañarnos, chiquita, esto todavía no acaba-

Tu promesa me fue tentadora y la propuesta mucho más, me levante aun con las piernas débiles y camine contoneándome hasta la ducha, con tu mirada siguiendo mis nalgas…