El escenario era normal, una de esas noches que te visitaba y preferíamos platicar en mi carro. Después de una conversación de todo y de nada y después de una serie de besos exagerando el uso de labios y con la lengua explorando los rincones de la boca te pedí que te recostaras y cerraras los ojos, cual psiquiatra pide a su paciente que se relaje antes de iniciar alguna terapia.
Extrañada accediste, cerraste los ojos y colocaste tus manos a un costado de tus piernas, perfectamente relajada y te observé lentamente, te comí con la mirada, primero tus tobillos delicados hasta subir por tus piernas y hacer un análisis de tu entrepierna, imaginando tu monte de venus y los labios que se dibujarían entre tus piernas, subí por tu cintura jugando con tu ombligo y llegué a tu precioso pecho, sabía que debajo de la blusa y a través del brasier se dibujaban unas enormes y deliciosas tetas, imaginaba como tus pezones se ponían duros después de ser la parte mas suave de tu pecho, caminé por tu cuello y llegué a tu boca y puse PLAY
Acompañado por el sonido de la lluvia me dediqué a desabrochar tu pantalón, descubrí que traías uno de esos calzones que parecen de niña por tener dibujos y letras en colores pasteles, el morbo infantil de descubrir los calzones de las niñas empezó a levantar mi erección.
Toqué tus pezones alzando un poco tu blusa, solo los rocé para darme cuenta un segundo después que se habían puesto duros, la idea de morderlos apareció por mi boca, pero mi objetivo era sentir tu humedad. Aceptémoslo, el ambiente te había puesto caliente y tus calzones ya estaban mojados, sentir la humedad aún sobre la tela me incentivó para bajar un poco el pantalón, después un poco mas tus calzones y dejar al descubierto tu entrepierna. Observé con cuidado tu vello de mujer y como va cubriendo la parte superior de tus labios. Metí mis dedos suavemente y los abrí para descubrir tu perfectamente mojado clitorís de ese exquisito color rosado.
El sonido de la lluvia seguía, tu tenías indicaciones de que no te podías mover, solo te estremecías con el rose de mis manos entre tus piernas.
En mis pantalones se dibujaba ya mi pene totalmente erecto, lo apreté un poco como para ganar tiempo mientras terminaba mi labor contigo.
Volteé hacia afuera y la gente pasaba sin sospechar, el sonido invadía el carro y tu seguías mi juego, con mis ojos cerrados y tus piernas eróticamente abiertas.
Mis dedos fueron abriendo tus labios, dejando expuesta tu deliciosa vagina, ya escurrían por mis dedos tus fluidos y yo sentía que explotaría de tanto morbo y tanta lujuria por este juego que me ponía cada vez mas duro, quería sacarme el pene y llevarlo hacia tu mano, pero otra vez me resistí.
Con fuerza metí dos de mis dedos ya empapados en tu miel por tu agujero, toda tu espalda se arqueó y de tu boca salieron un par de gemidos mientras movía mis dedos por dentro, porque te fascina que te penetre con mis dedos tu misma levantaste tu cintura para quedar mas expuesta para mí. Seguí con mi juego y tu seguiste gozando, mis dedos iban de tu vagina a tu clitoris acariciando toda tu intimidad.
Tus gritos se empezaron a hacer mas fuertes y cada vez tratabas de callarlos mas mordiendo tus labios, no aguantaste más, explotaste en un orgasmo delicioso, llevada por tu imaginación, el sonido de la lluvia y mis dedos entre tus piernas
Noche
Hace 5 meses
Mi paris... creo que la lluvía ha sido un complemento importante en muchos de nuestros momentos eroticos, y esq su suave sonido conjunto a tus suaves caricias, me pueden llegar a volver loca...
ResponderEliminarVen y devorame esta noche como solo tu sabes, desde mi dedo pequeño del pie, hasta mi boca, no olvides los lugares donde me encanta que te detengas....