Al mismo tiempo que hablabas supuse que tu temperatura corporal tendría que ser mayor para lograr obtener esos besos apasionados tuyos, yo además del rose de tus labios quería saborear tu lengua. Quería calentarte y explorar tus comisuras con mis lengua y probar cada rincón de boca y accidentalmente sentir la tuya, suave y mojada de tu deliciosa saliva.
Tuve que esperar paciente, pero la recompensa llegó, los besos se fueron haciendo mas apasionados, mas profundos, al igual que nuestros abrazaos y caricias.
Cuando porfin la probé me volví loco, estaba frente a mí la mujer mas hermosa que jamás hubiera visto, inteligente y muy cariñosa, era mía, su cuerpo me pertenecía, al igual que sus sueños.

Las respiraciones se hicieron una misma, muy agitada, las bocas se comían una a la otra desesperadamente, hambrientas de besos y de sentir siempre un poco más, de experimentar, de conocer, de ir un poco mas adentro. Y las lenguas se encontraron y exploraron cada una a placer, entre la dulzura y la lujuria, donde nuestras lenguas son las protagonistas y nuestras bocas el mejor escenario de baile preparado para que jugueteén hasta morir.
y hoy mi lengua ya no solo juguetea con la tuya, ha encontrado nuevos lugares
ResponderEliminarme fascina pensar en los besos que nos damos, cuando la desesperación nos consume y las ganas incrementan...
ven, besemonos la noche entera, y después, después solo las cuatro paredes sabran lo que aquí sucederá.