domingo, 2 de agosto de 2009

INAUGURACIÓN

Los planes estaban hacen tanto tiempo, yo supe desde su primer caricia, justo en mis pechos, hacia meses atrás; que mi cuerpo deseaba con locura un encuentro del tercer, cuarto o ultimo tipo con el de él.

Mis manos tocaban con ganas, siempre que podían su miembro, ese que deseaba y solo en sueños podía sentir penetrando mis entrañas.

Pero ese día el sol nos pintaba diferente, las sonrisas eran mas calientes, y los besos mas urgentes, aprovechamos que la casa estaba sola, nuestras miradas cómplices, sabían lo que pasaría en la cama apenas abriéramos las puertas.

Inauguraríamos esa mañana nuestros cuerpos.

Nos quitamos de prisa las ropas como dos perros en celo, con la ganas de los principiantes y sin la experiencia de los expertos, pero al final quedamos desnudos, aprecie tu cuerpo bronceado como una niña que mira con la baba caer un dulce, mire primero tu cuello largo, baje por tu torso libre de vello, eso me puso tan pero tan cachonda, llegue a tu cintura y el vello se comenzó a hacer mas abundante, el camino me guiaba y yo no pude hacer mas que seguirlo, hasta que llegue a tu erección, era tan maravillosamente perfecta, tal como la había imaginado, pude ver como mi mirada provocaba secretamente que se pusiera más dura; luego de distraerme por minutos continúe el recorrido, por tus muslos firmes, como a mi me gustaban, eso me puso un poco más caliente.

Descubrí que no era solo yo la que inspeccionaba, descubrí tu mirada perdida, primero, en mis pechos, grandes, con mis pezones deliciosamente erectos por la emoción que había causado mi recorrido por tu cuerpo; y luego de perderte por segundos en su grandeza espiaste justo una cuarta debajo de mi ombligo, como si fueras un niño ansioso por moverle todos los botones a su juguete nuevo… tu espionaje tuvo consecuencias en tu pene, pude ver como se puso más grande y más duro, o castigo divino! Mi entrepierna se mojo.

Nos tumbamos en la pequeña cama, ese día mi habitación dejaba de ser solo mía y se convertía en habitación para dos, los besos se hicieron más húmedos, tu boca alcanzo mi cuello, y siguió bajando, luego sacaste tu lengua y lamiste ambos pezones, con la maestría de un inexperto, si, esa era también tu primera vez.

Yo no atinaba que hacer, el miedo de ser brusca me invadía acompañado del miedo a no lograr satisfacerte. Pero la lujuria me guió, tome en mis manos tu deliciosa erección, y con movimientos lentos, de arriba abajo logre arrancarte una respiración cada vez mas agitada.

Mientras tanto tus manos temblorosas, tocaban lentamente mi clítoris, mojando cada vez más la flor que tanto te gustaba, luego metiste tus dedos en mi agujero, para cerciorarte de que tan caliente y lista estaba para ti, acto seguido un grito se escapo de mi garganta, y al final solo dos palabras: hazme tuya!

Te levantaste y te subiste encima de mi, pidiendo que con mis manos guiara tu camino, y eso hice, tome tu pene entre mi pequeña mano derecha, mientras que con la izquierda sujetaba una de tus nalgas, cuando tu miembro encontró su lugar, el lugar al que deseaba entrar, en un movimiento sincrónico, te empuje hacia mi y tu me atrajiste hacia ti…

Un suspiro escapo de mi boca, lo que había presenciado solo en sueños, estaba sucediendo esa mañana en mi cama.

Me estabas penetrando tan ágilmente que pareciera que nuestros cuerpos se conocieran ya de esa manera tan secreta.

Con movimientos similares al vaivén de las olas del mar, nuestros cuerpos se hicieron uno solo, podía sentirte dentro, y un sudor con otro aroma recorría tanto tu cuerpo como el mío.

La ultima embestida llego, y con ella los gritos de una mujer completamente satisfecha, que sentía el orgasmo más placentero… pude sentir como a la par tu te venias, si dentro de mí, como tu semen recorría mi cuerpo, y puedo jurar que no existe mejor sensación.

Después de la tormenta llega la calma… nos tumbamos, llenos de fluidos, exhaustos y es que habíamos inaugurado ese día nuestros cuerpos, nuestra cama, nuestra habitación.

1 comentario:

  1. Perfecta manera de iniciarnos, tal como aquella mañana, hoy empezamos un camino hacia lo que nos enloquece.

    Negarte que ocasionaste una tremenda erección bajo mis pantalones sería la peor mentira, gracias por esto preciosa, no sabes cuánto me excita pensarte apretando la boca, digitando palabras y apretando tus muslos.

    Me urges! Te amo tantísimo, soy tuyo, ven y haz de mi lo que mas te caliente

    ResponderEliminar