Después de un sueño igual de placentero que nuestro encuentro tan cercano, mis piernas aun sentían temblar del gado de excitación al que había llegado; te bese, logrando despertarte; era un poco tarde y aun nos quedaban cosas por hacer.
Nos levantamos, la ducha nos esperaba, caminamos, desnudos por el pasillo, mi sangre hervía de las ganas que aun tenia de ti, el agua me parecía fría con lo caliente que se encontraba mi cuerpo, me fascina admirar tu cuerpo desnudo bajo el agua, porque imagino que cuando te duchas sin mi, esas gotas que caen en tus hombros, resbalan por tu pecho, escurren por tu pene, y mojan finalmente tus muslos; son mis manos, ansiosas siempre de ti. Mientras mi mirada seguía el recorrido del agua, mis pensamientos lograron erectar mis pezones, y tu lo notaste de inmediato, porque comenzaste a masajearlos de una manera tan deliciosa, que de mi boca escapo un gemido.
No se como viendo la rapidez con la que tu pene se ponía grande, pude concentrarme en enjabonar mi cabello, mientras yo lo masajeaba a él, tu seguías masajeando todo mi cuerpo.
Después de un rato de jugueteos, por fin conseguimos ducharnos, en ese momento accidentalmente se resbalo el jabón llegando hasta el piso, y mientras yo lo levantaba, siempre procurando que pudieras admirar bien mis nalgas, tu me atrajiste hacia ti, acercaste a mi trasero tu poderosa erección; y sentí una potente descarga eléctrica que me recorrió, me levante, y de inmediato me giraste hacía a ti, para que ahora pudiera sentir tu pene acercándose a la humedad confundida con el agua; me besaste tan hambrientamente, que un momento más que tu lengua penetrara mi boca, y ahí mismo entre el agua chorreante, me hubiera entregado a ti.
Después de un ducha como ninguna, salimos desnudos aun, y mientras me vestía seguía provocándote, usaría una tanga totalmente transparente, que te dejaría muy poco a la imaginación, unos shorts cortos, blancos, muy ceñidos a mi cuerpo, que hacían ver mis nalgas en todo su esplendor; mientras tu también te ponías una camisa blanca muy liviana; yo me ponía mis tacones de aguja, tan altos, que al abrazarte mi entrepierna siempre cruzaría con la tuya. Me peine y maquille, siempre con el coqueteo, y tu con la mirada que me reclama tuya.
Cuando estuve lista para ti, se te ocurrió una idea repentina; me guiaste a tu cama y me tumbaste ahí, yo no opuse resistencia sabia perfecto lo que ocurriría ahí, pero no me interesaba para nada evitarlo, subiste mi blusa para admirar mis tetas, contenidas en un sostén de tela tan delgada, que al instante fue notorio mi pezón erecto, quitaste todo lo que te estorbaba, estrujaste mis curvas, me besaste con la necesidad de quien no ha devorado en tiempo largo su bocado favorito.
De repente, sin aviso y para mi asombro bajaste la cremallera de tu pantalón, bajaste tus bóxers, y pude ver tu hermosa erección, completamente lista para mí. Quise acariciarte, pero la fuerza que te daba el que estuvieras de pie y yo tumbada, me lo impidió.
Así yo recostada en la orilla de la cama, sin ropa, pero perfectamente peinada, maquillada y perfumada, te esperaba, con mi vagina empapada; me lanzaste una ultima mirada y me penetraste, tu posición de pie, solo conseguía que entraras más y más, pude sentir como mi cuerpo se amoldaba al tuyo, como cada vez estaba mas mojada, y tu mas duro.
Rodee tus caderas con mis piernas, empujándote mas dentro, tu sujetabas con fuerza mis nalgas acercándome mas a ti, mis manos aferradas el borde la cama, estaba tan excitada, y tu también, no te habías quitado la camisa y podía ver en la oscuridad como el sudor escurría por tu cara.
En cuestión de minutos, a la par llegamos al orgasmo, mis gritos fueron desmedidos, seguramente los pudieron escuchar los vecinos, sentí como estallaste en mi interior, y un calor impresionante rodeaba mis caderas.
Te tumbaste a mi lado, acurrucándote en mis pechos. Nos dimos un beso… y luego, luego nos vestimos de nuevo, la noche era larga, y aun teníamos cosas pendientes, y nosotros ya estábamos totalmente listos!
Cada que leo una frase coqueta tuya siento electricidad que van desde mis pupilas hasta la punta de mi pene erecto que tu misma ocasionaste con tu escrito.
ResponderEliminarEsta serie de relatos del día áquel tan delicioso me esta fascinando!
...por cierto, estuvo riquísimo lo de hace rato Luna, ojalá inspire pronto un relato ;D
Te Amo