Llegamos a donde había muchos, pero siempre tu y yo con el pacto de no prestar atención a los demás de entregarnos como siempre a nuestras ganas, el abrigo me estorbaba, lo dejamos encargado, me adelante un poco meneando mis nalgas para que tu de lejos pudieras admirarlas, pude ver como tu mano bajo a mis piernas largas y luego volvió a subir, esa mirada estaba quemando ya mi entrepierna, y abultando la tuya.
La oscuridad y el ruido fueron nuestros cómplices, bailamos como nunca, mas pegados que nunca, toda la noche, pude sentir en mi vientre tu pene erecto, y cuando había oportunidad, lo comprobaba con mis manos, tu no podías quedarte atrás, secretamente jugueteabas con tu pierna, enredándola entre las mías, acalorándome más, tocabas cuando te daban ganas mis nalgas, disfrutando de su forma tan redonda, acercándome con ese movimiento más a ti, mis pezones como tu pene toda la noche permanecieron duros.
Nuestro baile me excitaba y no quería más que bailarte en privado y escurrir en sudor, tanto o mas como lo estaba haciendo ya, mis pensamientos produjeron un gemido, que al desahogarlo en tu oído, pude notar como te estremeciste.
Ya no quería estar mas ahí, quería llegar a tu cama, quitarte todo, comerte hasta saciarme y luego montarme en ti. Debiste adivinar mis pensamientos porque me tomaste de la mano y salimos con rapidez.
Apenas abriste la puerta de la casa, me lancé a tu boca, devorándote con besos cada vez mas hambrientos, subimos al dormitorio, nos desnudamos y nos recostamos, te subiste encima de mi, y comenzaste a besar mi cuello, volviéndome loca con la saliva que escurría de tu boca sobre mi cuerpo; seguiste besándome, llegando a mis tetas, las tomaste entre tus brazos, disfrutando su forma, luego introdujiste en tu boca uno de mis pezones y lo mordiste despacito arrancándome un grito, luego con tu lengua moviéndose en círculos, lo lamiste, y repetiste el proceso con el otro, haciendo que de inmediato mi entrepierna se empapara, tu muslo lo noto, y bajaste poco a poco tu cabeza, besando mi vientre, y luego llegando a ese lugar escondido entre mis piernas.
Me miraste antes de continuar y luego, luego…. Aaaaa, comenzaste a jugar con tus labios, besando los míos, dedicándole tiempo a mi clítoris, mezclando tu saliva con mis fluidos, y metiendo tu lengua en mi vagina, tremendamente caliente, yo sostuve tu cabeza para hacerte entrar mas en contacto con mi interior, tu te sujetabas con fuerza de mis nalgas, como pretendiendo que no me quitara, pero mis ganas, no podrían dejarme hacer eso, yo gritaba y gemía como loca, era delicioso sentir tu lengua deshaciendo mis sentidos.
Cuando te percataste que estaba a punto del orgasmo, subiste a besar mis otros labios, y de un solo golpe, te metiste en mí, con una erección caliente, grande y llena de ganas de venirse dentro de mí, te abrace arañando tu espalda con cada embestida que dabas, mientras sentía tu pene perforarme, me besabas el cuello, y en ratos bajabas tu boca a mis pechos, te enredé con mis piernas para sentirte mas dentro, mis gritos no se hicieron esperar y tu respiración cada vez era mas cortada, de pronto sentí como tu cuerpo se contraía en contra de tu voluntad, tu cabeza se hecho para atrás y de tu boca escaparon gemidos cada vez mas prolongados, yo sabía lo que esa escena significaba, podía sentir como tu semen se derramaba en mi interior, supe que habías alcanzado el orgasmo.

Te tomo unos segundos reponerte, y seguiste moviéndote cada vez con mas fuerza, hasta que lograste llevarme contigo, sentí una presión en mi cuerpo, me aleje del mundo por un momento, y sentí como mis muslos estaban empapados, grite como loca, sin importarme nada mas que el torrente de emoción en el que estaba.
Cuando un suspiro hondo te informo, que yo también había tenido el orgasmo tan placentero y prolongado, tumbaste tu cabeza en mi pecho, te di un beso en la frente y te abrace. Y esa noche dormimos abrazados.
La oscuridad y el ruido fueron nuestros cómplices, bailamos como nunca, mas pegados que nunca, toda la noche, pude sentir en mi vientre tu pene erecto, y cuando había oportunidad, lo comprobaba con mis manos, tu no podías quedarte atrás, secretamente jugueteabas con tu pierna, enredándola entre las mías, acalorándome más, tocabas cuando te daban ganas mis nalgas, disfrutando de su forma tan redonda, acercándome con ese movimiento más a ti, mis pezones como tu pene toda la noche permanecieron duros.
Nuestro baile me excitaba y no quería más que bailarte en privado y escurrir en sudor, tanto o mas como lo estaba haciendo ya, mis pensamientos produjeron un gemido, que al desahogarlo en tu oído, pude notar como te estremeciste.
Ya no quería estar mas ahí, quería llegar a tu cama, quitarte todo, comerte hasta saciarme y luego montarme en ti. Debiste adivinar mis pensamientos porque me tomaste de la mano y salimos con rapidez.
Apenas abriste la puerta de la casa, me lancé a tu boca, devorándote con besos cada vez mas hambrientos, subimos al dormitorio, nos desnudamos y nos recostamos, te subiste encima de mi, y comenzaste a besar mi cuello, volviéndome loca con la saliva que escurría de tu boca sobre mi cuerpo; seguiste besándome, llegando a mis tetas, las tomaste entre tus brazos, disfrutando su forma, luego introdujiste en tu boca uno de mis pezones y lo mordiste despacito arrancándome un grito, luego con tu lengua moviéndose en círculos, lo lamiste, y repetiste el proceso con el otro, haciendo que de inmediato mi entrepierna se empapara, tu muslo lo noto, y bajaste poco a poco tu cabeza, besando mi vientre, y luego llegando a ese lugar escondido entre mis piernas.
Me miraste antes de continuar y luego, luego…. Aaaaa, comenzaste a jugar con tus labios, besando los míos, dedicándole tiempo a mi clítoris, mezclando tu saliva con mis fluidos, y metiendo tu lengua en mi vagina, tremendamente caliente, yo sostuve tu cabeza para hacerte entrar mas en contacto con mi interior, tu te sujetabas con fuerza de mis nalgas, como pretendiendo que no me quitara, pero mis ganas, no podrían dejarme hacer eso, yo gritaba y gemía como loca, era delicioso sentir tu lengua deshaciendo mis sentidos.
Cuando te percataste que estaba a punto del orgasmo, subiste a besar mis otros labios, y de un solo golpe, te metiste en mí, con una erección caliente, grande y llena de ganas de venirse dentro de mí, te abrace arañando tu espalda con cada embestida que dabas, mientras sentía tu pene perforarme, me besabas el cuello, y en ratos bajabas tu boca a mis pechos, te enredé con mis piernas para sentirte mas dentro, mis gritos no se hicieron esperar y tu respiración cada vez era mas cortada, de pronto sentí como tu cuerpo se contraía en contra de tu voluntad, tu cabeza se hecho para atrás y de tu boca escaparon gemidos cada vez mas prolongados, yo sabía lo que esa escena significaba, podía sentir como tu semen se derramaba en mi interior, supe que habías alcanzado el orgasmo.

Te tomo unos segundos reponerte, y seguiste moviéndote cada vez con mas fuerza, hasta que lograste llevarme contigo, sentí una presión en mi cuerpo, me aleje del mundo por un momento, y sentí como mis muslos estaban empapados, grite como loca, sin importarme nada mas que el torrente de emoción en el que estaba.
Cuando un suspiro hondo te informo, que yo también había tenido el orgasmo tan placentero y prolongado, tumbaste tu cabeza en mi pecho, te di un beso en la frente y te abrace. Y esa noche dormimos abrazados.
Y vaya que me urgía llegar a mi cama después de que dedicaste la noche a calentarme de manera brutal, jugando con mi pene, tus piernas, tus caderas, tus nalngas y tus gestos.
ResponderEliminarMe urgía llevarte a nuestra habitación y morderte todo, lamerte toda y hacerte mía otra vez, quería hacerte vibrar y hacerte sentir mujer, mía y la mas hermosa.
Esa noche dormí cansadísimo...aaaaaaaa tengo unas ganas terribles de venirme en tí, tus manos, tu boca, tus tetas y terminar en ellas como me lo has comentado al oido.
Te Amo